domingo, febrero 04, 2007

Millón y medio


Decia ayer Maria del Mar Blanco que lo que veía en las calles de Madrid le recordaba, en cierta forma, al malogrado espíritu de Ermua, aquel que hizo que toda España saliera a la calle tras el secuestro de su hermano Miguel Angel, y que falleció 48 horas después, recordando la fuerza de las instituciones democráticas en aquel momento tan doloroso. Eso es lo que ella echa en falta en la actualidad, y lo que muchos españoles también queremos. Ayer fue un recuerdo a aquel espíritu de Ermua, pero también es un recuerdo a los dos últimos asesinados por la banda asesina, y por añadidura, a los cerca de 1000 ciudadanos que han perdido la vida por la actuación vil y cobarde de los asesinos de ETA.

Ayer fue un día de recuerdos, pero también de esperanza en el futuro. Ver la Plaza de Colón llena de gente, el paseo de Recoletos con gente que no podía andar, la Puerta de Alcala con gente 3 horas antes de que se leyera el manifiesto esperando, era un soplo de aire fresco, aire que necesitan las víctimas del terrorismo, y que también necesita la democracia española. Un soplo de aire fresco que gente como Zapatero, Pepiño o la vicevogue se han encargado de irnos quitando, pero que con manifestaciones como la de ayer, los ciudadanos mismos nos encargamos de volver a exhalar.

No hay nada que hablar con gente que ha quitado la vida, todo lo más, como citaba otra víctima de la barbarie terrorista, Gregorio Ordoñez, es preguntarles por el color de los barrotes de la prisión. Ayer había multitud de carteles citando que a ETA se le vence, no se le convence. A ETA se le vence desde las instituciones, desde la actuación de jueces y fiscales, desde la actuación de las fuerzas de Seguridad del Estado, y eso también se encargaron ayer de recordarnoslo gente del SUP(Sindicato Unificado de Policia) que ayer también secundaron la propuesta.

A ETA se le vence, se le puede vencer, eso ya se ha comprobado. Solo falta que el nieto resentido de la guerra civil quiera escuchar el clamor popular, que quiera escuchar las voces de la ciudadania, más importantes que la de cualquier presidente de Gobierno cualquiera de ellas, y que los acordes del himno de España que cerraban la manifestación de ayer le recuerde cuales son sus obligaciones. Y si no las conoce, que se vaya por donde vino

Los Disidentes


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