¡Y a mi que me importa Navarra!

Esa es la respuesta que le soltó Rodriguez Zapatero a un hostelero amigo de su familia, como se puede leer aquí. Es increible, bueno, más que increible, acojonante. Acojona la dimensión de todo lo que puede ocurrir, pero más acojona el pensar lo que le importa al presidente del Gobierno España. Se importa a él, a levantarse por la mañana y decirse al espejo lo bueno que es, lo maravilloso y genial que se ve. Lástima que solo se vea así él y su corrillo de pelotas. Gente que analiza la situación se escandaliza de ver como se ha puesto a los pies de los etarras, al igual que anteriormente se puso a los pies de los independentistas catalanes. El autonombrado rey del talante se olvida de todos los que no opinan como él. Se olvida de todos los que somos liberales de derecha, se olvida de las víctimas del terrorismo, se olvida de la defensa de la nación, y solo pretende acordarse de que los reyes siempre gobiernan. Esperemos que como pasó con Alfonso XIII antes de que empezase su querida segunda república, la corona del talante también sea derocada