Campaña catalana

Aun no ha empezado el tramo final de la campaña electoral en Cataluña, y ya están los radicales independentistas demostrando lo que significa para ellos la democracia, o sea, hablando claro, una mierda. Y es que cada vez que se juntan en la calle es para lo mismo, para insultar, para degradar a todos aquellos que no piensan igual. Me da igual que sean dirigentes políticos, o personas que andan por la calle tranquilamente. Si en el Pais Vasco los españoles que así lo sienten no pueden decirlo en la calle, por miedo a que algún vecino pertenezca a alguna sección radical del nacionalismo vasco, y al día siguiente pueda aparecer su coche quemado, o lo que es peor, con secuelas físicas y psíquicas, en Cataluña, y se ha visto en multitud de ocasiones, cada vez que hay un acto de Ciudadanos de Cataluña, o del PP, tienen que salir todos estos monos de ratonera, no a expresar sus opiniones, sino a insultar y denostar. Lo cual me vuelve a demostrar que no tienen recursos para demostrar que pueden ser una nación, aparte de que histórica y culturalmente esa sea la mayor chorrada que he podido escuchar nunca. Por supuesto, es equiparable a las atrocidades que Sabino Arana y sus seguidores han ido propagando a lo largo del último siglo, queriendo anexionarse Navarra y el Pais Vasco Frances, cuando eran un pueblo perdido de la mano de Dios, y lo único que están consiguiendo es terminar de enterrarlo.

Pero me centraré en el caso de Cataluña en esta ocasión, cuando es bien sabido y reconocido que en la zona mediterranea nos encontrabamos con una serie de reinos, como el de Aragon, el de Baleares, o el de Valencia... pero nunca existió el de Cataluña, o sea, que era un desecho comparado con los pueblos que lo rodeaban, siendo un simple condado, para que ahora vengan reclamando hasta Cerdeña.

O sea, que su nazionalismo, ese que pretenden implantarnos a todas las Comunidades Autónomas que estamos en su radio de acción, no tiene ni pies ni cabeza. Y nunca lo tendrá. Y mientras una gran parte de la ciudadania tiene que vivir amenazada, para que encima el Presidente del Gobierno siga dandoles alas.