Las pilas alcalinas

Es verdad lo que dice habitualmente Federico Jimenez Losantos en su programa de la cadena COPE, que la derecha española funciona mejor bajo presión. Por lo menos es lo que está ocurriendo estos días, desde aquel pleno extraordinario el pasado lunes 15 de Diciembre. Muchos lo tildarán de extremista, pero lo que es evidente es que por el camino de la moderación no es como iba a llegar a los españoles. A veces es bueno dar un buen puñetazo en la mesa, y decir que hasta aquí hemos llegado. Y ese momento ha llegado, porque en la política antiterrorista no se puede andar con medias tintas. Al terrorismo, o te pones bajo su yugo (claro que esto es lo que le "pone" a Zapatero), o te pones frente a él, le miras directamente a los ojos, y le dices que o los de las bombas, o la democracia, que los de la kale borroka o la libertad, que la extorsión o la vida. Y este es el camino que ha elegido Rajoy en este nuevo año, llamando a las cosas por su nombre. Ayer tampoco tuvo reparos en decir que estamos bajo un sistema stalinista, donde en el Parlamento, recordemos, casa de todos los españoles, no se pueden debatir propuestas presentadas por un grupo parlamentario, que no olvidemos, representa a cerca de 10 millones de españoles, que le dimos su apoyo aquel 14 de Marzo, y donde a muchos de nosotros se nos llamó asesinos. Hoy sabemos, por un estudio de la Universidad Pompeu Fabra que de no mediar aquel macabro atentado otro gallo nos cantaría en forma de Gobierno, y no sería el iluminado Rodriguez el que guiaría nuestros pasos hacia la rendición. Hubiesemos estado mirando de frente a los asesinos, actuando de la mano de la fiscalia y de la policia por terminar de recordarles que España nunca se puso a pies de los caballos, y mucho menos, de asesinos