Cataluña: Al revés del mundo

Hace unos pocos días se podía leer como el Defensor del Pueblo, D. Enrique Mújica, presentaba un recurso de inconstitucionalidad del Estatuto de Cataluña. Ni que decir tiene que todos los partidos políticos saltaron como un resorte para atacar al PP, por considerar que se encontraba detrás de esta situación. Craso error, uno más, de quienes han sido compañeros de partido del propio Enrique, o de su hermano Fernando, asesinado por la vil banda asesina de ETA. Mal pensado también por parte de quienes critican a Enrique por que ese puesto de responsabilidad se lo propuso el anterior presidente del Gobierno, D. Jose María Aznar. Simplemente, y como el nombre del cargo presupone, es el Defensor del Pueblo, y es evidente que dicho Estatuto vulnera ciertos limites en la convivencia de todos los españoles residentes en Cataluña, y reitero el todos, refiriendome tanto a aquellos que si se sienten españoles, como los que se sienten con la identidad propia de ser catalanes.

Pero el Estatuto no ha sido la única piedra que andado el camino ha errado su lanzamiento. También se pudo comprobar con la OPA sobre Endesa, y que pese a todas las pegas a la oferta de E.ON para adjudicarsela, y dejar el paso expedito a Gas Natural, también terminará con el rabo entre las piernas.

Y ahora nos encontramos con el caso del CAC, o Ley de Comunicación Audiovisual de Cataluña, al admitir el Constitucional un recurso del Gobierno, siendo el segundo que se admite a trámite, después de que el pasado mes de mayo de este mismo año, el TC admitiera a trámite otro recurso contra la misma Ley, presentado por más de cincuenta diputados del PP, que consideran que la norma vulnera diez artículos de la Constitución, desde el que consagra la libertad de información hasta el que establece que el español es la lengua oficial del Estado.

Vamos, que Cataluña, a un mes de la celebración de elecciones autonómicas, parece un autentico hervidero de fracaso en la gestión por sus actuales responsables, que también son quienes han llevado a una comunidad próspera, a que sea ahora el objeto de las iras del resto de Comunidades Autónomas. Y todo por culpa de una idea: El Nacionalismo